En Ca’n Joan de S’Aigo las historias de la gente forman parte de la nuestra. Una de las más bonitas es la de Ana, una madrileña que en su luna de miel descubrió la ensaimada tradicional y nuestro chocolate a la taza. Aquel noviembre, el obrador original que se ubicaba en la Calle Vidrieria, fue su refugio con su marido; 45 años después, Ana vuelve cada noviembre para reencontrarse con los sabores artesanos y la calma de nuestros 3 locales: Carrer Can Sanç, Carrer del Baró de Santa Maria del Sepulcre y Carrer del Sindicat. Esa cita anual resume por qué muchos buscan en Palma una merienda que sea, ante todo, memoria y comfort.
Cómo empezó la historia de Ana: una merienda que se volvió costumbre
Ana recuerda aquel día de 1970 con la misma ternura con la que pide la ensaimada hoy: entraron buscando abrigo y se quedaron por un chocolate espeso y una porción para compartir. Aquella fue su primera experiencia con la ensaimada en Palma —masa trabajada, capas finas y el aroma inconfundible del saïm— y con el chocolate a la taza de Ca’n Joan de S’Aigo, denso y reconfortante. Desde entonces, noviembre se convirtió en su mes para volver a saborear el mismo rincón donde empezó todo.
Por qué nuestras ensaimadas y el chocolate a la taza son el refugio de noviembre
Noviembre en Palma tiene una luz distinta: invita a sentarse, a hablar y a recordar. Para quienes buscan la mejor ensaimada en Palma o un chocolate a la taza tradicional, nuestros locales ofrecen exactamente eso: recetas heredadas, ingredientes seleccionados y un ambiente que acompaña la pausa. La combinación ensaimada + chocolate funciona como un ancla emocional para turistas que repiten y para palmesanos que rescatan costumbres familiares. Es la merienda que reconforta, perfecta para tardes tranquilas y encuentros íntimos.
La receta y el oficio detrás de la cita
Lo que hace única la ensaimada de Ana —y la de tantos clientes— no es un secreto: es oficio. En nuestros obradores respetamos tiempos de fermentación, estirados manuales y un horneado que busca la textura justa: miga ligera, capas definidas y el toque de azúcar glas que despierta el aroma. El chocolate a la taza se prepara con cuidado: cacao con cuerpo, espesado a fuego lento y servida a la temperatura exacta para acompañar cada bocado. Ese respeto por el proceso es lo que mantiene viva la cita de quienes vuelven cada año.
La dimensión humana: cómo la merienda cura y une
Para Ana, la visita anual es más que un desayuno o una merienda: es reconectar con su pasado, con su marido y con una emoción que sólo cobran sentido en el lugar donde se vivieron. Para muchos clientes, Ca’n Joan de S’Aigo es ese refugio intergeneracional donde abuelos, padres y nietos comparten la misma bandeja. La gastronomía se convierte así en vehículo de consuelo, nostalgia y celebración.
Cómo vivir tu propia cita en Ca’n Joan de S’Aigo
Si quieres probar la experiencia que mantiene a Ana viniendo cada noviembre, te recomendamos:
- Pedir una ensaimada tradicional (o una versión rellena si prefieres) y acompañarla con nuestro chocolate a la taza.
- Sentarte en una de nuestras mesas para dejar que la pausa haga el resto.
- Traer a quien quieras compartir el recuerdo: nuestras porciones están pensadas para conversar.
Visítanos en cualquiera de nuestros locales en Palma: Can Sanç (C/ Can Sanç, 10), Baró de Santa Maria del Sepulcre (Plaça Baró de Santa Maria del Sepulcre, 5) o Porta de Sant Antoni / Sindicat (C/ Sindicat, 74). Te esperamos con porciones recién hechas y el ambiente de siempre.


