Can Joan de s’Aigo se ha convertido en un símbolo del espíritu mallorquín desde su fundación en 1700. Pocos saben que su origen estaba en la venta de agua obtenida de las “cases de neu” de la Serra de Tramuntana, cuyo comercio llegó incluso a regularse.
Quienes van a Can Joan de s’Aigo dicen que hacer cola para tener mesa es parte del ritual. Pocos saben, sin embargo, que hace más de 300 años los mallorquines ya abarrotaban el local cuando Can Joan era una sucursal de las cases de neu.
La fama de sus cuartos y su chocolate son sólo la punta del iceberg de su historia. ¿Quién no se ha preguntado de dónde viene el aigo de su nombre? Hay que remontarse a 1700.
Un bonito articulo realizado por Laura Jurado, del periódico B@leopolis – el mundo.es